.02: Realidades paralelas.

Tener cosas queridas en dos lugares puede llevarte a cierto sentido de irrealidad que marea. Yo vivo en Montevideo hace cuatro años, pero mis padres y mi familia quedaron en Rocha, por lo que viajo bastante de acá para allá, y en particular este verano paso dos meses por Rocha, y el resto en Montevideo.
El sentido de irrealidad viene por el lado de que estás asentado en un lugar, quieto, con todo formado, con tus amigos y tus enemigos y las cosas que te gustan y las que te molestan, y de un día para el otro dejas todo eso y te metes en otra realidad, rodeado de otras personas, no llevando exactamente la misma vida que en tu otro lugar. En un lado, el papel de estudiante y del que está peleando por su futuro, en el otro, el papel del hijo que viene de visita a no hacer nada o a hacer familia y algún amigo. No tienen casi puntos en contacto ambos mundos, no creo que ni yo sea exactamente la misma persona en ambas situaciones.
El sentimiento de irrealidad me asalta sobretodo cuando llego a Montevideo, cuando ya estoy saliendo de la terminal siento que todo vuelve: amigos, enemigos, estudios, amores, y todo vuelve de un golpe a mi mente, como si hasta el momento no existiera en realidad, sino que llega a existir en el momento que toco esa ciudad. Es un sentimiento poderoso, y que te hace un poco más objetivo de tu realidad, aunque sea momentaneamente.
También le debe de pasar lo mismo a muchas personas, y también a aquellos que se dedican a jugar al Play o a la PC: después de un par de horas frente a un buen juego que te sumerge completamente en su experiencia, pierdes la noción de la realidad dominante y podés ver con más claridad tu otra realidad, la de verdad.

Me pregunto a cuántos más les pasará.

.01: Historias hay en todos lados.


Estábamos sentados con Val (mi novia) en la playa, tomando mate y aguantando el leve frío que hacía. Fuimos a buscar algas para que el padre haga después unos buñuelos espectaculares que siempre me dejan con dolor de panza de tantos que como. Veo que Val saluda a alguien, sonriendo, es un tipo que anda sacando fotos.
El tipo, con una sonrisa divertida, nos dice que no era a nosotros que nos estaba sacando la foto, sino al faro. Iba pasando frente a nosotros, un poco como a punto de hablar, hasta que nos contó que hace unos días estaba sacando fotos de los barcos pesqueros y un tipo que estaba en las embarcaciones se tapó rápidamente la cara y se tiró al piso.
Después se acercó al fotógrafo y le explicó que mire es que estaba en el barco con otra que no es mi mujer. El tipo se reía y se iba alejando de nosotros.
Nosotros seguimos tomando mate, riendonos un rato. Después, fuimos a buscar algas. Es lindo e intimidante saber que todas las personas, sin excepción, esconden historias que están interesantes. Como dije al principio: historias hay en todos lados.